Alguna veces hacemos cosas de las cuales nos sentimos orgullosos, contentos, esperanzados, confiados, iluminados y miles de sentimientos que nos hacen únicos. Es en esos momento cuando queremos hacer miles de cosas, es cuando no nos cansa nada de lo que normalmente nos harta, nos sentimos tan felices que no nos importa saludar a nuestro peor enemigo, es cuando pensamos que esta todo dicho y que finalmente se nos dan las circunstancia que tanto esperábamos, y tan solo por esto nos llevarnos el mundo por delante.
Pero como nada es para siempre en esta vida y los mejor siempre dura poco, es ahí cuando nos damos cuenta que los cuentos de hadas no existen, que las palabras se la lleva el viento, que la cajita de cristal es tan débil como nosotros, que las burbujas en las que vivimos llega un momento que deja de serlo para convertirse en nada.
Nada, que la palabra tan fría, significativa en todos ámbitos y que cada vez se hace mas común en mi vida, quizás suene graciosos o exagerado pero ya es parte del día a día. Toda la desilusión, la impaciencia, la mentira, las palabras que quieren decir mucho y que en realidad son de esas que se las lleva el viento porque están carentes de contenido, sentimiento, realidad, certeza, convicción y mas que nada de verdad. Todo esto y mucho mucho mas haces que no tengamos nada, lisa y llanamente “nada”. Es como sentir vació, desconsuelo, una tristeza increíble de existir.
Pero como nada es para siempre en esta vida y los mejor siempre dura poco, es ahí cuando nos damos cuenta que los cuentos de hadas no existen, que las palabras se la lleva el viento, que la cajita de cristal es tan débil como nosotros, que las burbujas en las que vivimos llega un momento que deja de serlo para convertirse en nada.
Nada, que la palabra tan fría, significativa en todos ámbitos y que cada vez se hace mas común en mi vida, quizás suene graciosos o exagerado pero ya es parte del día a día. Toda la desilusión, la impaciencia, la mentira, las palabras que quieren decir mucho y que en realidad son de esas que se las lleva el viento porque están carentes de contenido, sentimiento, realidad, certeza, convicción y mas que nada de verdad. Todo esto y mucho mucho mas haces que no tengamos nada, lisa y llanamente “nada”. Es como sentir vació, desconsuelo, una tristeza increíble de existir.
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